El viaje

Irás
aunque el viaje para ti no tenga sentido
caminarás
sin que te importen ni el camino ni el destino
como ciego sin lazarillo irás tentaleando los seres y las cosas;
desprovisto de color todo es temperatura, olor, textura
si cede es carne, si no, piedra, metal, plástico, madera
lo harás
aunque sólo sea una parte pequeña de un todo que no entiendes
templos poblados de ídolos que no oyen ni responden
volverás aunque el regreso es la evidencia de que todo ha cambiado, hasta tú,
por lo cual todo regreso es imposible y a sabiendas…
a sus puertas extenderás la mano
y las monedas caerán a veces en tu palma tan crecida
repetirás tu ritual tantas veces que perderás el rumbo
y tu ceguera te conducirá al monte Taigeto o la piedra Tarpeya
entonces la caída, el golpe, el golpe y la caída, no importa el orden
dejarás de ser, ya desprovisto de adjetivos
descomposición quizás
abandonado hace tanto por la pulsión de vida
tomar decisiones se vuelve fútil
por ello mismo, elige tu canción y muere
¿si un hombre cae de un risco y nadie escucha, produce algún sonido?
también esa pregunta habrá quedado sin respuesta

 

Anomia

Sólo en la noche
en el sueño sin sueños
halla el inconsciente consuelo
de la anomia del día
de este lento transcurrir de la luz
de la ventana de Oriente a la del Poniente
este transcurrir sin pausa ni sentido
tan carente de objeto, de hitos
de pensamientos cada vez más inconexos
este preguntarme el porqué
de esta afasia ¿será que estoy solo
en la estridencia del patio, de la calle?
quizás sea mejor embrutecerme
y tomarme dos o tres cervezas
en un bar clandestino
tan sólo por cambiar de infierno
porque ya no lo soporto
este ruido que no me habla a mí
estas voces que no me hablan a mí
esta luz indiferente que me ilumina
igual que si iluminara un gusano o una piedra
este no ser para nada ni nadie
este transcurrir de río muerto
en un tiempo de milenios
sólo el cauce vacío,
arenoso de un desierto
despertar sólo para esperar
la siguiente noche sin sueños
para descansar de la estridencia de la vida