jueves, 31 de marzo de 2022

Being you: A new science of consciousness

By Anil Seth

An imprint of  Penguin Random House LLC

(Fragments of the Prologue)

In the end, I want to leave you with a new conception of the self- that aspect of consciousness wich for each of us is probably the most meaningful. An influential tradition, dating back at least as far as Descartes in the seventeenth century, held that nonhuman animals lacked conscious selfhood because they did not have rational minds to guide their behavior. They were “beast machines”: flesh automatons without the ability  to reflect on their own existence.

I don´t agree. In my view, conciousness has more to do with being alive than with being intelligent. We are conscious selves precisely because we are beast machines. I will make the case that the experience of being you, or of being me, emerge from the way the brain predicts and controls the internal state of the body. The escense of selfhood is neither a rational mind nor an inmaterial soul. It is a deeply embodied biological process, a proces that underpines the simple feeling of being alive that is the basis for all our experiences of self, indeed for any conscious experience at all. Being you is literally about your body.

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Our conscious experiences are part of nature just as your bodies are, just as our world is. And when life ends, consciousness will end too. When I think about this, I am transported back to mi experience -my non-experience- of anesthesia. To its oblivion, perhaps comforting, but oblivion nonetheless. The novelist Julian Barnes, in his meditation on mortality, puts it perfectly. When the end of consciousnes comes, there is nothing – really nothing- to be frightened of.


lunes, 28 de marzo de 2022

Explicaciones sobre el origen y manifestaciones de la fijación oral

 


La relación entre dependencia y erotismo oral es fundamental, y tiene su sustento biológico en el gran desvalimiento de los mamíferos, especialmente del humano al momento del nacimiento, esto determina un residuo de actitud pasivo-receptiva que perdura a lo largo de toda la vida.

Lewin consideraba que la voracidad del primitivo apetito oral puede ser desplazado en múltiples direcciones, mirar, comer, leer, tener; así los rasgos de carácter oral pueden encontrarse en situaciones antitéticas como la volubilidad, la inquietud, y la prisa, por un lado y por otro lado la tendencia al silencio obstinado.

Para Valls una parte del erotismo oral corresponde a la pulsión de apoderamiento, cuya meta es la incorporación del objeto aunque ella implique su destrucción, en términos de rasgos de carácter esta se puede expresar por la necesidad de no poder compartir su pareja, la quiere para sí como una posesión, como un territorio.

Otros rasgos de carácter pueden surgir a partir de sublimaciones, donde los placeres parciales del erotismo oral serán eslabones de la sexualidad adulta, siempre bajo el comando de la primacía genital. El carácter de una persona ayuda a mantener la “normalidad”, es decir no es necesariamente patológico, se tornará en una caracteriopatía si su funcionamiento deviene rígido, con pocas variables para enfrentar las frustraciones de la realidad. La constitución de una caracteriopatía puede resultar en la base de cualquier otro cuadro patológico.

Durante el periodo oral, la meta pulsional es la devoración del objeto, lo que va a ser tomado como modelo psíquico de la identificación primaria, un funcionamiento rígido, masivo e invariable de esta condición deviene en trastornos de orden psicótico. A diferencia de otras etapas que pueden dejar una impronta clara en trastornos neuróticos y del carácter, es muy difícil encontrar configuraciones caracterológicas orales libres de elementos anales e histéricos. Esto debido a que los rasgos orales buscan expresiones en un gran número de actividades eróticas del adulto, y por otra parte a que muchos de los elementos orales que se hallan diferenciados ente sí, forma un todo inseparable durante la fase desarrollo.

El carácter termina siendo la manera de ser de una persona, el precipitado de su historia, sus eventos traumáticos, sus fijaciones, sus vínculos, sus elecciones de objeto, sus mecanismos de defensa, en fin todo vinculado con sus diversas identificaciones.

Es claro que estos pacientes presentan múltiples expresiones ligadas a la oralidad, sin embargo considero que la mayoría de estos elementos, desconfianza, pesimismo, asco, derivan de fijaciones por contrainvestidura, que generan los diques normales del erotismo oral. Afirma Valls con respecto a esta situación: “En grados patológicos es típico de los caracteres histéricos. En los antecedentes de estas personas figura el vínculo materno siempre como algo sumamente problemático, y la fijación oral está siempre a flor de piel”.

Las expresiones sintomáticas más evidentes de estos pacientes, propias del erotismo oral, se presentan durante el transcurso del análisis a partir del proceso regresivo inherente a psicoanalizarse. Los rasgos orales de carácter anuncian sus fijaciones, así no sería extraño esperar en ellos regresiones a niveles precoces del desarrollo psíquico, en donde apenas se estarían fundando las bases del lenguaje, la comunicación se da través de descargas afectivas que deben ser entendidas por la madre como llamados, solo así es posible constituir algún tipo de vínculo con ellos.

Si consideramos los vestigios biológicos propios de la dependencia de todos los seres humanos, podemos comprender con más claridad que con alguna frecuencia cualquier adulto se encuentra en situaciones en que se ve nuevamente tan desvalido como en la infancia, en esos momentos añora una protección omnipotente y una comodidad tales como las que tuvo en la infancia, así fácilmente regresa a la oralidad. Si bien en las circunstancias de regresión oral el aparato psíquico funciona en la categoría del ser y no del tener, la falta de reconocimiento del objeto es defensiva, no representa ésta una característica esencial de la estructura mental.

Los vínculos afectivos de esta paciente se mueven entre la dependencia y la independencia, atestiguando el par antitético propio del conflicto oral, situación que indudablemente trasciende a la elección del objeto sexual. El vínculo oral con la madre es fundamental para el destino de la libido objetal, cuando se elije aparentemente en primera instancia el objeto, así tenga características fálicas, esta ya es una reelección, no es un objeto totalmente nuevo, es realmente un objeto al que se lo reencuentra.

En la actualidad, para un gran número de analistas, estas neurosis graves, los estado psicosomáticos, los estados fronterizos, y las psicosis, obedecen todas a una misma herida, la fijación oral. Situación que aceptan sin preguntarse el porqué de destinos tan diferentes para un único mal.

Frente a la obra de Freud los psicoanalistas se hallan en la posición casi ineluctable de superarla, introducir en ella modificaciones, a partir de un cúmulo de experiencias y reflexiones, pero el psicoanálisis postfreudiano se despliega en tan diversas direcciones que resulta difícil saber cual de esas versiones es realmente una progresión.

 

Bibliografía

REVISTA PSIMONART
Tomado de internet.

domingo, 27 de marzo de 2022

Muerte en la madrugada


Eran alrededor de las 2:30 a.m. El reflujo ácido del jugo gástrico subió repentina y violentamente desde su entraña, por el esófago, hasta garganta y boca, pasando por los pulmones y los bronquios, interrumpiendo su respiración. La amarga irrupción en la boca y la inmediata asfixia lo despertaron. Buscó desesperadamente con la mano el interruptor de la luz. Ya encendida ésta, sus ojos desorbitados buscaron el vaso de agua de naranja y bebió, pero fue inútil: su respiración seguía cortada y no había indicios de que la fuera a recuperar. Intentó forzar el vómito pero el ácido estaba instalado en su todo su aparato digestivo y respiratorio. Tampoco podía hablar. Nunca un celular fue tan inútil. Con esfuerzo se levantó, llegó a la sala, llegó al patio. Cada paso aumentaba su desesperación. Logró abrir la reja y ahí cayó, inconsciente ya, ya casi muerto, esperando que alguien pasara, lo encontrara y lo ayudara. No fue así. Era de madrugada.
Los vecinos lo hallaron temprano, ya muerto, a pocas horas del suceso. Medio cuerpo en su patio, medio en la banqueta, la reja abierta. El forense lo dijo: Murió por reflujo gastroesofágico que le produjo asfixia. En el buró, junto a su cama, se encontró media botella de tequila. Fue el exceso de alcohol, dijo el médico, lo que le produjo el reflujo y la muerte consecuente.
Él, que había sido creyente, en ningún momento de su drama pensó en Dios, de hecho no pensó, sino que sólo actuó, desesperado, para salvar su vida. Ninguna oración vino a su mente, no pidió ningún milagro, solo esperó que apareciera alguna ayuda, algún vecino, un ser humano. Era sólo una criatura agonizante y, cuando se agoniza, se lucha por la propia vida, no se piensa en metafísicas. Eso no lo supieron ni el médico ni los vecinos. Lo sé yo, que soy el muerto.

sábado, 26 de marzo de 2022

Neurobiología: Epilepsia e hiper religiosidad


Incógnito: Las vidas secretas del cerebro
David Eagleman

 (…) Y no olvide que la larga lista de cosas que influyen en su vida mental va más allá de las sustancias químicas, y también incluye los detalles del circuito. Consideremos la epilepsia. Si un ataque epiléptico se centra en un benigno lugar concreto del lóbulo temporal, una persona no tendrá ataques motores, sino algo más sutil. El efecto es una especie de ataque cognitivo, marcado por cambios de personalidad, hiper religiosidad (una obsesión con la religión y una sensación de certeza religiosa), hipergrafía (escribir extensamente sobre un tema, generalmente la religión), la falsa sensación de una presencia externa y, a menudo, oír voces que se atribuyen a Dios. Al parecer, una parte de los profetas, mártires y líderes de la historia padecieron epilepsia del lóbulo temporal. Pensemos en Juana de Arco, la muchacha de dieciséis años que consiguió darle la vuelta a la guerra de los Cien Años porque creía (y convenció de ello a los soldados franceses) que oía la voz del arcángel San Miguel, de Santa Catalina de Alejandría, de Santa Margarita y de San Gabriel. Así es como ella describió la experiencia:

«Cuando tenía trece años, oía la voz de Dios, que me decía cómo tenía que obrar. La primera vez me quedé aterrada. La voz me llegó a eso del mediodía: era verano, y estaba en el jardín de mi padre.» Posteriormente afirmó: «Puesto que Dios me ha ordenado que vaya, debo ir. Y puesto que Dios me lo ha ordenado, aunque hubiera tenido cien padres y cien madres, y hubiera sido la hija de un rey, habría ido.» Aunque es imposible diagnosticar con certeza de manera retrospectiva, sus palabras, el aumento de su religiosidad y las voces que oía son síntomas coherentes con la epilepsia del lóbulo temporal. Cuando surge actividad cerebral en el sitio adecuado, la gente oye voces. Si el médico receta una medicación antiepiléptica, los ataques desaparecen y las voces dejan de oírse. Nuestra realidad depende de nuestra biología.

 

Nota de pie de página

Véase Trimble y Freeman, «An investigation», para estudios de la religiosidad en pacientes con epilepsia del lóbulo temporal, y Devinsky y Lai, «Spirituality», para una visión general de la epilepsia y la religiosidad. Véase d’Orsi y Tinuper, «“I heard voices”», para la opinión de que la epilepsia de Juana de Arco era de un tipo descubierto hace poco: la epilepsia parcial idiopática con rasgos auditivos. Véase Freemon, «A differential diagnosis», para un diagnóstico histórico de Mahoma en el que concluye: «Aunque es imposible un diagnóstico terminante a partir del conocimiento existente, los ataques parciales complejos o psicomotores de epilepsia de lóbulo temporal serían el diagnóstico más defendible.»

viernes, 25 de marzo de 2022

¿Y mis 15 minutos, Warhol?

 

Nunca luciré tan bien como Colin Farrell en Brujas. Nunca ganaré el Nobel de Literatura por escribir la historia de un periodista muerto de… Hambre. Se me adelantó Knut Hamsun. Nunca compondré una canción como el Hallelujah de Leonard Cohen. Nunca esculpiré una escultura como el David, de Miguel Ángel. Nunca viajaré al espacio como Jeff Bezos, pero tampoco me interesa. La moda, la cocina y el deporte menos. Entre lo que me importa (y nunca seré) y lo que no me importa (y nunca intentaré) estoy en medio. Las pastillas me vetan desvarío e insomnio. Dos novelas que permanecerán inéditas hasta mi muerte y quizás aun después de ella; tal vez alguno de mis versos sobreviva al tiempo, cosa que dudo. Me pregunto entonces ¿para qué nací?, ¿para externar ésta sola queja? Quizás sí. Debo escribirlo entonces, sin pudicia ni un imposible asomo de arrogancia: aceptar mi insignificancia, como la inmensa mayoría. Nacer, crecer, envejecer, enfermar, morir. No hay genialidad en esto, sólo aceptación. Was there a life before death? No yet. Sólo queda un tiempo restringido. ¿Seré capaz de lo grandioso o me conformaré? No lo sé. Mientras lo pienso me fumo otro cigarro. Al fin que Pessoa ya escribió Tabaquería.


jueves, 24 de marzo de 2022

Móviles de acción












Hay estrellas… pero están muy lejos.
A tres cuadras del mar… contaminado.
Las flores del jardín… me tienen harto.
Mis tres comidas… las hago solo.
El alcohol… me nubla, me hace trastabillar.
La calle… y sus perros que me desconocen.
La ciudad… insegura.
La gente… puros evangelizadores.
Los amigos… evangelizados.
La familia… no me gusta el rol que me asignaron.
La música… sin letra, por favor.
La juventud… me ignora por viejo.
Los viejos… prefieren a la juventud que los escucha.
La sociedad… me mandó al escalafón más bajo.
La pensión… mínima.
Netflix… sólo un espectador de ideas ajenas.
La poesía… inaccesible. Como ahora.
Sólo el cigarro está a la mano y asequible.
También la tos de fumador y el enfisema en puerta.
No quiero dejarlo y no lo haré.
Es el sucedáneo de todo lo que me privan y me privo,
de lo que me prohíbo y me prohíben.
Del amor mejor no hablo.
Es tanto lo que el cigarro suple,
como el móvil que no tuve de infante,
que no puedo dejarlo.

viernes, 18 de marzo de 2022

El ‘volado’









'Verdad’ tiene dos sílabas, como dos caras la moneda: águila o sol. El Sí y el No articulan resultados. La apuesta sólo admite dos opciones: ganar o perder todo. Que sea justo o injusto es secundario: este juego, como casi todos, es binario. El premio, si es que existe, es un secreto inaccesible a los humanos. Sólo tienes que morir para saberlo. Y aunque mueras, no saberlo también puede ser el premio. Todo depende de a qué le estés apostando.

Jogging en el Malecón

 














El reloj dice que es la 1:00 pm
y eso no importa ni para mí ni para el tiempo.
He visto tantos pájaros con sed,
el sol al cénit.
Tantos perros bebiendo de los charcos,
de las fugas de agua en las calles.
No tiene importancia la inanidad de la criatura.
He visto tanto muerto embalsamado
para dar tiempo a los rituales,
en los que vale más el traje que el cadáver.
Ellas, maquilladas para fingir el sueño,
muerte disfrazada.
La gaviota no.
Ella, frente al mar que fue sustento,
se echa en la playa y clava el pico en tierra,
con la cabeza oscilante
-ora de un lado, ora del otro-,
los ojos ya cerrados.
Ella que surcó airosa el espacio
a despecho de las corrientes de aire,
yace en la arena inerme.
¿Qué es la gaviota, ricamente emplumada,
en su agonía? Queratina B lastrada por la carne.
Como nube minúscula
caída en tierra muere de hambre y sed,
enfermedad y vejez, envuelta
en su discreto y elegante ropaje blanco y gris.
Aquí no hay más ceremonia que viento y oleaje
con su blanca espuma encapsulando sal y aire.
No hay dolientes: viudo, hermanas,
hijos, nietos, primos, padres.
En su muerte privada no hay parvada.
Es la supervivencia de la libertad.
Entre los hombres, sólo los indigentes
comparten esa muerte.
Confirmo: pasé junto a él
no queriendo ver,
fingiendo indiferencia.
Para el corredor más joven,
enfundado en pants
y sudadera con capucha,
es sólo un breve rodeo,
o un obstáculo a saltar en la banqueta.

Menoscabo


 












Menoscabada mi vista se menoscaba el cielo.
No es que haya menos estrellas, es que no las veo.
Menoscabado, mi oído omite los sonidos más sublimes.
Más no por eso hay menos música.
Menoscabado mi olfato las flores huelen menos.
El jardín se hace pequeño.
Menoscabado el gusto pierdo el hambre.
No por eso hay menos viandas ni sabores.
Menoscabado el tacto hay menos cuerpos.
Abrazos, besos, orgasmos congelados.
Se ríe menos, se habla menos,
se recuerda menos, se espera menos.
Se está casi que muerto.
El presente disminuye,
el pasado es borroso
y el futuro se diluye.
Todo lugar es más distante.
La vida pierde propósito y sentido.
Es pura inercia.
Dejar de ser es esperanza y no catástrofe.
El escurrir moroso de un río lento
que se agosta y se hace nada en el desierto.

jueves, 10 de marzo de 2022

Magia


La magia de los magos -tal como se nos muestra en la modernidad- son sólo trucos que algún día podremos conocer o no. No importa, es irrelevante. La magia de la realidad, cuando se le presenta al ser humano que hizo los rituales adecuados, pensó, dijo o escribió las palabras correctas para que ésta tuviera lugar, te deja las mismas opciones que a Arjuna frente a la totalidad de Krishna: morir o enloquecer de por vida. Si Arjuna salva la racionalidad y la vida, es porque postrado en el suelo le pide a esa totalidad que se le manifieste de la manera más amable: el joven azul cuajado de símbolos y emblemas re-cognoscibles, éste sí tolerable a la conciencia.

domingo, 6 de marzo de 2022

Anagnórisis

Foto: Alchemist-hp (talk) (www.pse-mendelejew.de)










Sabía yo -y lo recuerdo- que lo primero que olvida un enfermo de Alzheimer es el camino de regreso a casa. Cuando me pasó, comencé a reflexionar sobre ello. Naturalmente, le atribuí intencionalidad al hecho. Se olvida el regreso a casa porque es sólo casa, no hogar. No hay ya alicientes para permanecer en ella. El olvido, como el recuerdo, es selectivo. Olvidamos voluntariosa y deliberadamente, aunque de forma inconsciente, me parece. La pareja, a la que ya no queremos, los hijos que ya se fueron, entre ellos al que o a la que más quisimos, ya no están. Sólo quedan aquellos que no nos importan. Así es que no hay motivo para regresar. Por eso es que olvidamos el camino de regreso: no amamos a los que quedan en casa, si es que alguien queda. O si es que hay casa.

Cuando me pasó, y eso refuerza mi tesis, llevaba yo en mi cartera mis tarjetas bancarias, mi documentación básica, como mi credencial de identificación y del Seguro Social. No malinterpreto. Todas estas reflexiones las hago a posteriori, no antes de olvidar el camino de regreso. No sé qué tanto tenga que ver el inconsciente con esto. No sé si escapaba de un maltrato, una omisión, un abandono, o era yo quien omitía, abandonaba y maltrataba. No importa. El hecho es que no me interesa regresar. Las tarjetas facilitan mi vida, aunque esto será hasta que las pierda, las olvide o me las roben.

viernes, 4 de marzo de 2022

Un clavado a tu cerebro: descubre cómo tus neuronas actúan en el amor, la sexualidad, el estrés y las emociones


Neurofisiólogo Eduardo Calixto González

“Cuando estamos felices, contentos o tenemos un estado de plenitud emocional que nos hace reír, nuestras neuronas generan un estado neuroquímico que puede llegar a ser nocivo a corto plazo: entre más felices somos, nos hacemos tolerantes conductuales, creemos las mentiras que nos dicen, solemos discutir menos y disminuye nuestro juicio analítico".

7.- Felicidad y cerebro

LA RISA Y EL CEREBRO

Sonreír en sociedad disminuye la tensión, genera apego, fomenta la aceptación de individuos en grupos complejos, incrementa la atención y homogeneiza culturalmente. Reír dentro de un grupo de amigos es un código de aprobación, en la oficina disminuye la tensión, en la familia predispone a una mejor comunicación. Una secuencia de risas con la pareja puede ayudar a tener una mejor sesión de besos.

El cerebro humano tiende a ser feliz, lo promueve constantemente, aunque teniendo más elementos para ponerse a reflexionar o para estar triste, la naturaleza de nuestra corteza cerebral busca elementos para tranquilizarse y sentir que no todo está mal.

martes, 1 de marzo de 2022

Déjà vu


Su edad era avanzada. Tanto que ningún familiar, ascendiente o descendiente, lo había sobrevivido. La peste y otras enfermedades, la guerra, los accidentes y la muerte natural se los habían llevado a todos. La soledad, cuando es absoluta, también duele en el cuerpo. Sólo quería dejar de sufrir. Nunca fue rico, así que de este modo se libraba también de su miseria. Caminó, a paso de viejo, durante horas hasta llegar a la pavorosa llanura de Cistene, en la que se adentró bajo un sol inclemente. Su vista, por los años, se había deteriorado, pero se sentía observado atentamente. Siguió avanzando seguro que, en cuestión de pocos minutos, ella lo encontraría y terminaría con su dolor. Halló finalmente la caverna y, casi a la entrada, el cuerpo decapitado de Medusa, descompuesto, podrido, rodeado por esculturas pétreas que alguna vez habían sido hombres. Sintió envidia de ellos. No sabía cómo, pero sabía que Perseo había llegado antes que él. Se sentó sobre una piedra, a la sombra de la gruta. Después de media hora se levantó y retomó en sentido inverso el camino por el que había llegado. Desconsolado por la prohibición del suicidio que imponían las deidades, llegó a su vivienda ya de noche y se dejó caer sobre su cama, ignorando el gruñido voraz de sus entrañas. Con suerte, quizás no despertaría al día siguiente. Pero despertó, aunque casi al mediodía. Recordó un sueño confuso sobre una imaginaria y larga travesía hasta la planicie de Cistene. Eso le dio la idea, que agradeció como un favor de los dioses. Se levantó, tomó su cayado y se dirigió con seguridad aunque a paso lento, de viejo, a un sendero que se le hizo conocido, a saber porqué, y que conducía a la cueva de Medusa. No sabía bien a bien por qué, pero últimamente estaba y se sentía más cansado y debilitado que nunca. Temía no llegar a su destino.

33 grados a la sombra

Casi las 14:00 horas. Alrededor del mediodía desperté. Un silencio que no dice nada. En la lengua nicotina y cafeína. En cuerpo y pi...