sábado, 31 de octubre de 2020

 


Si un poema de amor te condujera
a mi lecho, de amores tan vacio,
por preservar tu amor, amor tan mío,
mi paradoja no lo consintiera.

En este no, no, no, que me lacera,
forro mi corazón con hielo frío,
mira que fue el invierno, no el estío,
quien hizo de mi vida su trinchera.

Yo sólo por sobrevivir porfío
y, aunque te amo, mi paso se desvía.
Ya otra cosa no soy que un desvarío.

¿No comprendes, amor, mi escalofrío?
Tu abrazo, tu calor, me mataría,
y mi toque congelaría tu brío.


Trópico










Día de invierno con sol y tulipanes,
de América milagro en la cintura,
un quiebre inesperado en  curvatura
que me hace deponer todos mis planes.

Niños, niñas, perros, gatos, galanes
y galanas acrecen la espesura
del discreto jardín con la locura
de Febrero y de Marzo en los divanes.

Gritos, risas, voces que sin premura
me ofrecen y me llevan a mi cuarto
el agua, la comida, la cordura.

Nunca de tu sonrisa estaré harto,
y por hoy no hablaré de tu pintura
pues también yo figuro en el reparto.


martes, 27 de octubre de 2020

En tránsito

 








Si mi nombre puedo cambiarlo

Si mudo de piel constantemente

Si mi cuerpo se regenera cada siete años

Si mi pensamiento es una errancia sin sentido

Si paso de lo cotidiano a la angustia existencial

Si encuentro o pierdo piezas del rompecabezas

Si recuerdo, distorsiono y olvido personas, sucesos, cosas

Si, en una palabra, nunca soy el mismo

¿Cuál José Luis será el que muera, ya que no puede

ser el José Luis que formula esta pregunta?

Alguien, algo, dejará de ser, sin duda, pero no sé quién o qué.

Ese José Luis no existe todavía.


 


sábado, 24 de octubre de 2020

 


Por esto dejé de correr…

Y porque lo vi sobre la banqueta tendido de costado, medio encogido.

Viejo, oscuro, arrugado, con su largo cabello blanco de anciano

y lo único vivo en él eran esos ojos fosfóricos y abiertos,

pero no interrogantes, sino aceptantes de su indigencia y su agonía.

Y porque yo pasé de largo como los otros, las putas y sus clientes,

los ambulantes, los pescadores, los compradores, los policías,

los borrachos, las familias con niños y perros, los viandantes.

La única caridad para ese moribundo fue la sombra

que le proyectaba el edificio de un hotel rivereño.

Si yo le hubiera comprado una botella de agua

también habría tenido que dársela a beber, y no, no puedo tanto.

…levantar esa cabeza, tocar esas canas enmarañadas, sucias,

hablarle, emboquillarle la botella…

Y porque vi que yo no era menos mierda que los otros

no he vuelto a caminar y trotar como antes por el malecón…

Lo vi, los vi, me vi: reconocí mi miedo en el de ellos…

-quizás también su indiferencia y su asco-

… y no puedo perdonarme.

 


lunes, 19 de octubre de 2020

La desaparición de los pronombres

 

Y no es misantropía, narcisismo, soberbia, egolatría, ni alguna otra patología. Es el confinamiento que me limita al Yo, mí, me, conmigo. Tú, Él, Nosotros, Vosotros y Ellos se han desvanecido. Sólo representamos nuestros soliloquios en esquizofrénicos espejos.


sábado, 17 de octubre de 2020

El imperio de las apariencias

 

Una frenología científicamente desacreditada, pero que opera en el ser humano de forma subconsciente y extendida, hacen que la belleza o la fealdad –conceptos relativos, cambiantes, singulares- sean determinantes en el éxito o el fracaso social de las personas, manifestándose, en los casos más extremos, en el feroz racismo que padecen las sociedades contemporáneas donde el “parecer” ha reemplazado al ser.

 




martes, 13 de octubre de 2020

Y aún en vuelo…

Y aún en vuelo…

No se me tenga por ciego,
ni se atribuya a torpeza:
ahora tengo la certeza
de que va en serio este juego.
¿Sorprendido? No lo niego,
pero tengo la entereza
y arrestos de fortaleza:
yo mismo me veto el ruego.
Quema el hielo y quema el fuego,
mas me hago la promesa
de cumplir esta proeza
incinerando mi ego.

No es poco lo que se apuesta
en claroscuro obstinado:
gris de plomo satinado
ya urge por mi respuesta.
Pero pues no es una fiesta
no me han de tomar ventaja
en un dilema que ultraja
pues a elegir me han forzado,
a mí, que siempre he volado,
tierra y cielo equidistantes,
sin solicitar garantes
bajo este fuego cruzado.

Ninguna causa suscribo
pues ninguna me convence;
la guerra se recrudece
y Halcón Peregrino al aire,
voy sorteando con desgaire
invitación o amenaza
que a mi espacio hoy atenaza
sin respetar mi albedrío;
todavía tengo mi río,
corazón, razón, instinto:
y a mi destino sucinto,
que es la muerte, le sonrío.

 


33 grados a la sombra

Casi las 14:00 horas. Alrededor del mediodía desperté. Un silencio que no dice nada. En la lengua nicotina y cafeína. En cuerpo y pi...