…Y esta lasitud del mar.
…el norte que no sopla.
…La atenuada luz solar.
…El relax de mi mente y de mi cuerpo.
Algo cambió pero no atino qué.
¿Será ese cuadrado de jade de orografía crispada con un
rombo de oro carcomido?
¿El silencio ya tan tarde, como un conticinio al mediodía?
¿La tibieza del té verde, el humo del cigarro?
¿Será que hoy no escuché el noticiario matutino?
¿Será pasajera esta calma inesperada, anhelada secretamente
por mi espíritu?
No sé a qué atribuirla, no encuentro su fuente.
Quizás sólo deba disfrutarla mientras dure.
No recuerdo otro momento como este.
No es que me alegre, no.
No es que esté triste, no.
Sólo es que estoy y distendido.
Ni lamentos ni celebraciones.
No sé quién o qué me regala esta porción del Nirvana pasadas
ya las 11.
No sé cómo cerrar esta enumeración, si es que lo es, y no me
importa.
La dejaré en puntos suspensivos para ver cómo se anuncia la
tarde.
¿Parirá el cielo estrellas nuevas esta noche?
Da igual: mi vista es corta y sólo veo las más brillantes.
Las demás las adivino.