martes, 7 de abril de 2020

No, no hay

No hay un tú que lamentar
No hay un tú del cual congratularse
No hay un tú que extrañar o recordar
No hay un tú donde acurrucarse
No hay un tú que me acompañe
No habiendo un tú que me ancle, no hay partida ni regreso, ni despedida ni bienvenida.
Pues no hay nombre no hay pronombre, sólo quedo yo sin predicado
y así mi nombre también pierde sentido pues no hay nadie que me llame.
Queda sólo mi yo con puntos suspensivos...
No es que te hayas marchado.
Es que nunca llegaste.

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