viernes, 16 de julio de 2021

Sólo una parte

 










El metabolismo y la mente gestan y gestionan nuestros actos.
Día y noche el cuerpo los expresa, en sueño o pesadilla,
en la esférica superficie del planeta.
Dormir y despertar es tarea insomne de la melatonina.
La baja o la carencia de serotonina suelta el puñetazo,
acciona el gatillo, hunde el puñal, vierte el veneno.
La urgencia del ausente litio nos incita a suicidarnos.
El exceso de cortisol nos estresa, nos crispa, nos desgasta.
La pasión de la juventud tiene otro nombre: feniletilamina.
La vasopresina inventa y sostiene el matrimonio.
Su carencia induce a la promiscuidad o al poliamor.
No hay padres más protectores y amorosos que la oxitocina.
La felicidad, el Nirvana, no se alcanzan sin una escalera de endorfinas.
Celestina cómplice, la dopamina teje el love seat del placer.
La adrenalina allana el campo para la defensa o el escape.
Es el sistema endocrino espoleando el animal que somos,
compuesto de siete glándulas que segregan hormonas
que determinan nuestro metabolismo, nuestro quehacer diario,
nuestra felicidad, nuestra tristeza, nuestra rebeldía y conformismo,
nuestros sueños, nuestros pánicos, nuestros avances y retrocesos.
La psique nos esconde el 95 por ciento de lo que somos y tenemos.
Apenas un 5 por ciento de conciencia. La mayoría, ni eso.
¿Somos acaso responsables de la sangre que vertimos,
del daño que hacemos y nos hacen, del amor, la compasión,
la solidaridad, la fraternidad, el heroísmo?
La guerra y la paz ¿son cosa nuestra?
¿Acaso tenemos libre albedrío?
¿No somos quizás sólo patéticos guiñoles, marionetas, títeres
gobernados por un ventrílocuo, indiferente o perverso,
hecho de ciegos impulsos mentales y químicos?
¿Existen acaso culpa o mérito? En la duda, hay que abstenerse.  
Redúzcanse entonces nuestras condenas, nuestras culpas,
nuestra hazañas, logros y méritos en idéntica proporción.
¿Amnistía? Sí, para el 95 por ciento.
No es cosa nuestra que el 60 por ciento
de nuestros neurorreceptores cerebrales
estén hechos para canabinoides.
Mariguana, tabaco, alcohol, sicotrópicos, sexo para todos.
Yo ya no sé si voy o vuelvo.
Mientras lo pienso me fumo otro cigarro.


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