Tequio. |
Aunque late en ti, su esencia -es decir, tus acciones, su intención y resultados- se concreta, casi siempre, en alguien más o en los demás. El hombre sólo es hombre si se solidariza con la tribu; aun en soledad, se debe trabajar en beneficio de ésta. Maestro y aprendiz, enfermo y cuidador, amante y amado, hallan mutua justificación en la atención al o del otro. El sentido de la vida implica, siempre, relación. Imaginarla, construirla, mejorarla, apuntalarla. En última instancia es alimentar y alimentarse, curar y curarse, cobijar y cobijarse, proteger y protegerse. Cuando ves por los otros, los otros ven también por ti. El sentido de la vida es obrar, y obtener resultados, resonancias, efectos positivos en el colectivo del que formas parte.
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