viernes, 25 de marzo de 2022

¿Y mis 15 minutos, Warhol?

 

Nunca luciré tan bien como Colin Farrell en Brujas. Nunca ganaré el Nobel de Literatura por escribir la historia de un periodista muerto de… Hambre. Se me adelantó Knut Hamsun. Nunca compondré una canción como el Hallelujah de Leonard Cohen. Nunca esculpiré una escultura como el David, de Miguel Ángel. Nunca viajaré al espacio como Jeff Bezos, pero tampoco me interesa. La moda, la cocina y el deporte menos. Entre lo que me importa (y nunca seré) y lo que no me importa (y nunca intentaré) estoy en medio. Las pastillas me vetan desvarío e insomnio. Dos novelas que permanecerán inéditas hasta mi muerte y quizás aun después de ella; tal vez alguno de mis versos sobreviva al tiempo, cosa que dudo. Me pregunto entonces ¿para qué nací?, ¿para externar ésta sola queja? Quizás sí. Debo escribirlo entonces, sin pudicia ni un imposible asomo de arrogancia: aceptar mi insignificancia, como la inmensa mayoría. Nacer, crecer, envejecer, enfermar, morir. No hay genialidad en esto, sólo aceptación. Was there a life before death? No yet. Sólo queda un tiempo restringido. ¿Seré capaz de lo grandioso o me conformaré? No lo sé. Mientras lo pienso me fumo otro cigarro. Al fin que Pessoa ya escribió Tabaquería.


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