Nunca luciré tan bien como Colin Farrell en Brujas. Nunca
ganaré el Nobel de Literatura por escribir la historia de un periodista muerto
de… Hambre. Se me adelantó Knut Hamsun. Nunca compondré una canción como el
Hallelujah de Leonard Cohen. Nunca esculpiré una escultura como el David, de
Miguel Ángel. Nunca viajaré al espacio como Jeff Bezos, pero tampoco me
interesa. La moda, la cocina y el deporte menos. Entre lo que me importa (y
nunca seré) y lo que no me importa (y nunca intentaré) estoy en medio. Las
pastillas me vetan desvarío e insomnio. Dos novelas que permanecerán inéditas
hasta mi muerte y quizás aun después de ella; tal vez alguno de mis versos
sobreviva al tiempo, cosa que dudo. Me pregunto entonces ¿para qué nací?, ¿para
externar ésta sola queja? Quizás sí. Debo escribirlo entonces, sin pudicia ni
un imposible asomo de arrogancia: aceptar mi insignificancia, como la inmensa
mayoría. Nacer, crecer, envejecer, enfermar, morir. No hay genialidad en esto,
sólo aceptación. Was there a life before death? No yet. Sólo queda un tiempo
restringido. ¿Seré capaz de lo grandioso o me conformaré? No lo sé. Mientras lo
pienso me fumo otro cigarro. Al fin que Pessoa ya escribió Tabaquería.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario