El somnífero, el dormir profundo,
vetan la cura homeostática del sueño.
Yo, que no sueño, te soñé…
Tus ojos con brillos de obsidiana…
Tu piel morena clara, satinada…
Tu cabello, de un negro incontable…
… espeso, libre…
Ropa sobria, sin pretensión de altanería…
Sonriendo (¿me?) desde tu cara y una silla…
Yo, frente a ti, estupefacto…
Y no te hablé…
Debes comprender,
es tiempo de pandemia.
Y yo, que no sueño, no supe qué hacer…
… excepto despertar temprano y,
amodorrado, quemarme la lengua con café.
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