Cuando se comete un error, un despropósito, es natural
sentirse triste, tonto, ridículo. El disparate está en proyectar esos
sentimientos a todos nuestros actos en el pasado o en el futuro, generalizar
esos sentimientos a la totalidad de nuestra vida cuando claramente no es así.
El ensayo y el error es, hasta ahora, uno de los métodos de aprendizaje más
útiles que tiene el ser humano en su desarrollo individual y social. ¿Qué edad
tenia Einstein cuando escribió: “Los sabios hemos pecado”, luego de los
bombazos de Hiroshima y Nagazaki? Si los sabios yerran así… ¿qué podemos
esperar de nosotros mismos, la gente del común? Sólo nos queda enmendar
nuestros errores, en la medida de lo posible, cuando es posible… y seguir
adelante.
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